Giacomo Stella (Brescia 1545 - Roma 1630)
Alegoría de la Sabiduría (o de la Prudencia)
Óleo sobre lienzo
193 x 75 cm., En marco 199 x 82 cm.
La obra está acompañada de un estudio crítico redactado por el profesor Emilio Negro (Bolonia)
Todos los detalles relativos a esta pintura pueden verse en el siguiente - enlace -
La bella composición alegórica en cuestión, que retrata a una fiera figura femenina de doble rostro, fue concebida originalmente para formar parte de la decoración de representación de un gran palacio nobiliario, y representa la personificación de la Virtud cardinal de la Sabiduría (que corresponde a la Prudencia de la teología católica).
Se trata de una de las cuatro virtudes que, junto con la fortaleza, la templanza y la justicia, fueron clasificadas por Platón en su Fedro, y luego adoptadas también por la religión cristiana, para encerrar las principales virtudes humanas, equiparadas a los pilares de una vida dedicada al bien y a la rectitud.
Para los antiguos, la Prudencia era considerada la virtud más importante a disposición del hombre y guía de todas las demás (auriga virtutum): en concreto, es la capacidad de discernir, en cada circunstancia, nuestro verdadero bien y de elegir los medios adecuados para poderlo conseguir.
La representación iconográfica, en nuestro caso, ve a una mujer de fisicidad estatutaria con dos rostros como Jano que miran - sabiamente - en más direcciones al mismo tiempo.
El primer rostro, joven y por lo tanto alusivo al presente, está dirigido a un espejo, que expresa la exigencia para el hombre de conocerse a sí mismo y de corregir eventuales defectos antes de actuar. El segundo rostro es el de un anciano, y simboliza en cambio la experiencia pasada, sin la cual no se adquiere la virtud de la Prudencia.
Alrededor del brazo derecho de la mujer está enrollada una serpiente, antiguo símbolo del Tiempo que se renueva cíclicamente y de la eternidad, aludiendo por lo tanto a la perenne necesidad de ejercitar tal virtud.
La serpiente es igualmente símbolo de la tentación que quiere alejarnos del camino más seguro, recordando al paso del Evangelio de Mateo “He aquí, yo os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas” (Mateo, 10, 16).
La obra, cuya ejecución expresa elegancia y potencia al mismo tiempo, es atribuible a Giacomo Stella (Brescia 1545 - Roma 1630), significativo artista manierista activo a caballo entre el siglo XVI y el XVII, originario de Brescia pero activo especialmente en Roma, donde se trasladó en edad joven, bajo los pontificados de Gregorio XIII (1572-1585) y de los sucesores Sixto V (1585-1590) y Urbano VIII.
En la ciudad papal entró en contacto con Girolamo Muziano y Cesare Nebbia, activos en muchos de los principales proyectos del tardío siglo XVI comisionados por el papado. Entre estos el más importante es el fresco de una de las mayores obras religiosas del tiempo, la construcción y decoración de la Capilla Sixtina en la Basílica de Santa Maria Maggiore (que no debe confundirse con la del Vaticano), destinada a convertirse en capilla funeraria para el papa Sixto V.
Pintor de gran temperamento y dotado de un bellísimo rasgo naturalista, a su única mano se deben seguramente los grandes frescos de la ‘Resurrección' y de la ‘Creación de Eva ', en la Scala Santa en Roma.
El cuadro se encuentra en buenas condiciones de conservación.
El cuadro se vende junto con un agradable marco de madera dorada.
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La obra se vende acompañada de certificado de autenticidad y ficha iconográfica descriptiva.
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